Insisto un poco más en mi pesar por la muerte, que no desaparición (ella nunca desaparecerá), de la arquitecta Zaha Hadid.

Quisiera dar una última vez las gracias por despertar en mi un nuevo concepto del espacio. Tu trabajo y dedicación en tantos proyectos descorcharon mi joven ingenio y como con un gran champán francés la celebración de la inspiración comenzó.

Es difícil alcanzar logros y objetivos con hechos concretos, todos lo sabemos, pero destacar en la élite tan solo con proyectos y dibujos es algo remarcable y al alcance de muy pocos privilegiados, más aún siendo mujer y árabe. Pues así era Zaha.

Yo era estudiante de arte cuando descubrí aquel fascinante mundo de hipnóticos y, porque no decirlo, en ocasiones crípticos dibujos arquitectónicos. Era un mundo fascinante, nunca en mi vida los planos de proyectos habían tenido tanta vida. Lejos de aburridos esquemas técnicos aquellos planos eran dignos de colgar en los mejores museos de arte contemporáneo. He de decir que pasé mucho tiempo admirando aquel trabajo que sin duda marcó un antes y un después en mi vida creativa.

Un homenaje a la diva fue la creación en 2003 de la colección "MOONSOON", una serie de piezas que me acompañan hasta el presente y que siempre tendrán un hueco en mi producción. Unas fotos para ilustrar esta entrada. 

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